Durante la primera mitad, el Atlético intentó conseguir el gol con más corazón que cabeza, pero notaba la importantísima baja de Agüero, a quien aquella noche sustituyó el canterano Ibrahima, tercer delantero en el equipo tras la marcha de Sinama Pongolle. Los jugadores sportinguistas reclamaban que el balón había salido por línea de fondo, pero el tanto subió al marcador y, con las repeticiones, se vio posteriormente que Forlán había logrado devolverlo al campo sobre la línea, y por tanto el gol había sido legal.